Francisco gonzález Vigil: la aventura de las ideas.
Se acaba de elegir un nuevo Papa, León XIV, quien tiene la doble nacionalidad norteamericana-peruana. Eso me hizo recordar la historia de un Papa que una vez excomulgó a un padre peruano ¿Puede un sacerdote ser, al mismo tiempo, un feroz crítico del poder de la iglesia? Francisco de Paula González Vigil —el mismo que muchos conocen simplemente como “Vigil”— demostró que sí.
Nacido en Tacna en 1792, fue una figura clave del liberalismo peruano del siglo XIX, un hombre de convicciones firmes que trascendió los límites de lo religioso para convertirse en uno de los pensadores y políticos más radicales de su tiempo.
Un sacerdote con vocación política
Aunque fue ordenado sacerdote en 1818, su verdadera vocación parecía estar en el mundo de las letras, la política y el debate público. Tuvo una destacada carrera política: fue elegido ocho veces diputado por Tacna y Arica, y participó activamente en la construcción constitucional del país.

Rechazó con firmeza la Constitución vitalicia impuesta por Bolívar y en 1832, siendo presidente de la Cámara de Diputados, se ganó la admiración de muchos al acusar, durante una sesión, al entonces presidente Agustín Gamarra de autoritarismo. Fue en ese contexto que pronunció su célebre declaración:
“Me apresuro a emitir mi opinión en la tribuna, para que sepa mi patria, y para que sepan también todos los pueblos libres que, cuando se trató de acusar al Ejecutivo por haber infringido la Constitución, el diputado Vigil dijo: ‘¡Yo debo acusar!… ¡Yo acuso!’”.
Esa valentía le costó el exilio en Chile, pero no logró silenciar su voz.
Su batalla contra el poder eclesiástico
Sin embargo, su batalla más intensa se libró en el terreno religioso. González Vigil fue un crítico implacable del catolicismo autoritario heredado de la colonia, así como de la creciente injerencia de Roma y del Papa en los asuntos internos de los Estados.

Por eso es que entre sus ideas más provocadoras destacaba la defensa de la libertad religiosa —no como un privilegio, sino como un derecho natural— y la necesidad de separar la Iglesia del Estado.
Obras polémicas y enfrentamientos con Roma
Como era de esperarse, sus posturas generaron una enorme controversia. Su obra más importante, publicada en 1845 bajo el título Defensa de la autoridad de los gobiernos y de los obispos contra las pretensiones de la Curia Romana, fue incluida en el Índice de libros prohibidos y le valió la excomunión en 1851.

Lejos de retractarse, Vigil respondió con una contundente Carta al Papa, en la que rechazaba la infalibilidad pontificia y reafirmaba la necesidad de distinguir entre la esfera espiritual y la temporal. Además, le reconocía al sumo pontífice solo una primacía de honor, no de poder.
En 1863 publicó un Manual de Derecho Eclesiástico, que fue condenado por el Papa Pío IX en 1864. Según el historiador Jorge Guillermo Leguía, dicho Papa exclamó: “¿Hasta en la tierra de Rosa de Santa María se me persigue?”
El Papa Pío IX y un pastel con historia
A propósito de Pío IX, Papa de la Iglesia Católica entre 1846 y 1878, fue el pontífice con el reinado más largo en la historia moderna, con casi 32 años. Se le recuerda por proclamar el dogma de la Inmaculada Concepción y por ser el último Papa que gobernó los Estados Pontificios, los cuales abarcaban buena parte del territorio actual de Italia.

Una anécdota curiosa relacionada con este Papa es el origen del tradicional pastel español llamado pionono, cuyo nombre deriva del apodo “Pío Nono” (por Pío IX). Dicho pastel es un bizcocho enrollado que aparenta ser una especie de muñequito de pie que está coronado con una “gorrita” hecha con crema de yema tostada que recuerda al solideo pontificio. Aunque en Perú el pionono se presenta de manera horizontal.


Rechazo a los honores eclesiásticos
A lo largo de su vida, diversos presidentes ofrecieron a González Vigil una canonjía e incluso el arzobispado, pero él rechazó siempre tales honores. Lo que sí aceptó fue dirigir la Biblioteca Nacional del Perú, cargo que desempeñó durante casi treinta años.
Desde allí continuó difundiendo sus ideas y promoviendo el pensamiento crítico. Fue un defensor apasionado de la libertad de prensa y, por cada obra que publicaba criticando al Papa y a la Iglesia, recibía una nueva excomunión.
Entre detractores y admiradores
En el Perú fue blanco de feroces ataques. Entre sus más encarnizados detractores estuvo el franciscano Pedro Gual. Pero fuera del país también cosechó admiradores, como Lord Gladstone, uno de los más destacados primeros ministros del Reino Unido.
Una vida marcada por la fe crítica
Al final de su vida, González Vigil se había alejado completamente de los dogmas de la Iglesia, abrazando el racionalismo. No obstante, se declaraba aún “cristiano, porque el Evangelio es la religión de todo hombre de bien, tal como estaba en la cabeza y el corazón de Jesucristo”.
Muerte, excomunión y legado
Falleció el 11 de junio de 1875, aún excomulgado. La Iglesia le negó una sepultura eclesiástica en el Cementerio Presbítero Maestro, pero el entonces presidente de la República, Manuel Pardo, ordenó que se le brindara un entierro digno. Cien años después de su muerte, sus restos fueron trasladados a su natal Tacna.

Fuentes:
- Basadre, J. (1971). La nueva actualidad de Vigil. FENIX, (21), 62-74. https://doi.org/10.51433/fenix-bnp.1971.n21.p62-74 (Original work published 1 de enero de 1972)
- Tcherbbis, J. (2022). Liberalismo, republicanismo y religión: Francisco de Paula González Vigil ante la Inquisición de Roma (1850-1860). Revista de Indias, 2022, vol. LXXXII, núm. 286 . Págs. 735-768, ISSN: 0034-8341 https://doi.org/10.3989/revindias.2022.022
- Leguía, J. El apostolado de Vigil.
- Ugarteche, R. En “Infracciones a la Carta” de Francisco de Paula Gonzaléz Vigil.